jueves, 30 de julio de 2009

Croquetillas

Rebozándose

Pensé en la receta de hoy cuando vi estas otras croquetillas.

Son días de sol y playa para la gente con suerte. Hace unos días os conté que estuve en la costa de Valencia, con la familia de mi hermana. Rodrigo es el afortunado poseedor de estas croquetillas tan apetitosas. Le gusta la arena, quizá demasiado. No es que no le importe rebozarse en ella, es que se la come.

Tenía ganas de publicar una receta de croquetas. Cuando yo, cocinera inexperta, intenté hacerlas por primera vez y busqué recetas, todas contaban que había que hacer una bechamel espesita. ¿Cómo de espesita?

Cada vez que las hacía era una aventura: algunas veces parecían la croqueta líquida de Ferrán Adriá y otras eran como ladrillos. Cortadas a escuadra las podía apilar perfectamente y hacer una pared croquetil. Ahora me arrepiento de no haber sacado fotos de las construcciones.
Cuando una no tiene ni idea, las inexactitudes en las cantidades son muy desconcertantes.
Estuve una larga temporada sin hacerlas. Pero es que mi pequeña "malcomedora" no quiere que las croquetas lleven trocitos. Y las croquetas comerciales o llevan trocitos o son sólo una bechamel infame.
Así que me armé de valor y de balanza (y de ganas de hacer experimentos) y aquí está mi receta.
La peque se las come, y os aseguro que es una crítica gastronómica de lo más exigente (ni estrellas Michelín ni nada).

Ingredientes

  • 320 gr de carne (esta vez he utilizado los restos de pollo y lacón de hacer caldo de sopa)
  • 25 gr de mantequilla
  • 25 gr de aceite de oliva
  • 95 gr de harina
  • 470 ml de leche
  • Sal
  • 2 huevos para rebozar
  • Pan rallado para rebozar


¿Cómo se hace?

En un cazo derretimos suavemente la mantequilla y añadimos el aceite.
Lo sacamos del fuego y añadimos la harina. Removemos. Quedará una pasta muy densa. Añadimos la leche y seguimos removiendo. Lo ponemos a fuego suave y removemos sin parar. Si veis que no se van los grumos una pasadita de batidora lo dejará perfecto. Yo añado sal (al gusto) antes de que esté espesa.
Cocinamos esta bechamel unos minutos. Siempre sin dejar de remover.
Ahora sacamos del fuego y añadimos la carne que habremos desmenuzado.
Trituramos con la batidora hasta que quede perfectamente integrada la carne en la bechamel.
Como lleva lacón queda con un bonito color rosado. Es como le gusta a la princesa.
Esta es la textura.


A continuación dejamos enfriar un poco, cubierta de film transparente para que no quede costra por encima. Y la introducimos en una manga pastelera. Así.
Este método tan fácil se lo vi a Apicious, que tiene un blog estupendo, donde se pueden aprender muchísimas cosas.


Dejamos enfriar un poco más en la nevera. Cuando ya esté frío habrá adquirido algo más de consistencia y podremos hacer estos churros sobre pan rallado, que cortaremos con una tijera a la medida deseada. Yo hago grandes y pequeñas.

Ahora rebozamos en pan rallado, huevo batido y otra vez pan rallado. Y freímos en aceite bien caliente, sin que se quemen.
Si queréis congelarlas, se puede hacer muy bien con la primera capa de pan rallado nada más. No conviene rebozar en huevo antes de congelar. Las metéis en un recipiente donde no pierdan la forma y una vez congeladas ya pueden estar en una bolsa.
Para hacerlas se sacan del congelador, se rebozan en el huevo y la segunda capa de pan y se fríen tal cual, sin descongelar. Habrá que tenerlas un poco más en el fuego, así que tendremos cuidado con la temperatura del aceite.

El relleno puede tener infinitas variaciones (carne, pescado, huevo, verduras...)
Espero que a los inexpertos le resulte de ayuda esta receta.

Y que os resulten al menos la mitad de apetitosas que estas otras, tan ricas.

Muchos besitos, Rodrigo. (Ponte bueno muy pronto).

miércoles, 22 de julio de 2009

Castañas en almíbar


Otoño en verano

Con esta receta quiero participar en el HEMC #35 . Es la segunda vez que lo hago, con mucho gusto. Seguro que encontraremos conservas maravillosas esta vez.


El verano es tiempo de frutas deliciosas: melocotones, nectarinas, ciruelas, albaricoques... y ya han pasado las fresas y las cerezas. Todas ellas riquísimas en mermeladas. Guardar ese sabor para los días fríos de invierno, extenderlo en una tostada y acompañarla de un té o un café...mmm!!!. Es fantástico.

Pero también podemos hacer lo contrario.

¿Quién recuerda ahora las castañas del otoño?

Los tres últimos años las hemos conservado así en casa. Es una tarea laboriosa, pero con una ayudita será entretenido y divertido. Y si además llueve y hace algo de frío en la calle, será una imágen difícil de olvidar.
Están deliciosas simplemente acompañadas de nata montada.

Ingredientes
  • 1 kg de castañas
  • 800 gr de azúcar
  • 1/2 l de agua
  • 1 palo de canela
  • Canela en polvo al gusto
¿Cómo se hace?
Pelamos las castañas quitándole la piel exterior. Las cubrimos con agua fría y las ponemos a hervir. Que hiervan unos 5-10 mn.
Se escurren con cuidado. Se les quita la piel interior. Lo más difícil y laborioso es quitar esta piel sin que se rompa la castaña. Quedan mucho más bonitas si están enteras.
Hacemos un almíbar ligero con el agua, el azúcar y el palo de canela y la canela en polvo.
Sacamos el palo de canela e incorporamos las castañas peladas al almíbar. Las cocemos a fuego suave durante otros 10 mn, o hasta que veamos que han perdido cierta dureza sin llegar a romperse.
Tendremos unas pinzas, las tapas y los botes donde las vamos a envasar esterilizándose en una olla con agua hirviendo.
Con las pinzas vamos sacando los botes y las tapas y depositándolos sobre un trapo limpio. Inmediatamente vamos poniendo las castañas en ellos, una por una y sin que se rompan.
Sobre ellas añadimos el almíbar hasta que están cubiertas. Tapamos.
Repetimos hasta rellenar todos los botes.
A continuación herviremos los botes así cerrados durante unos 10-15 mn más.
Los sacamos y los dejamos enfriar.
Incluso con el mayor cuidado siemppre hay castañas que se rompen. Se pueden envasar igualmente o usar para hacer un puré de castañas, o una crema para rellenar una tarta o un puré para acompañar una carne...o comer con leche. En casa nos gustan de cualquier forma.

jueves, 16 de julio de 2009

Mi bienmesabe

Caminando.


Como ya escribí en la entrada anterior, estuvimos en la isla de La Palma en la primera semana de Julio.
Es el tercer año que decidimos pasar nuestras vacaciones en una de estas islas. El primer año fuimos a
Tenerife, que ya conocía por haber estado allí en unas vacaciones anteriores con mi hermana. Vale la pena repetir.
El segundo año en Lanzarote.
Cuando se visita una isla volcánica, una (yo) tiende a pensar que todas son más o menos iguales.
Por eso Lanzarote es una sorpresa. No tiene nada que ver con Tenerife, el paisaje volcánico salvaje es impresionante.
Y este año nos decidimos en el último momento por La Palma. Le llaman la Isla bonita y ahora sé porqué.

Al contrario que otras veces este año apenas busqué información. Quizá porque no estaba muy claro que saliera el viaje. No sabía lo que íbamos a ver.

Un compañero de trabajo de V le proporcionó todo tipo de folletos, mapas y guías, y con eso V se hizo una idea de lo que parecía más apetecible. El se hizo una idea, pero yo no. Me dijo "lleva zapatos para caminar" y le hice caso, pero no demasiado.

Al día siguiente de nuestra llegada comenzó nuestro recorrido por la isla.

Estuvimos en el Observatorio del Roque de los muchachos, de día y de noche para ver las estrellas. Esa noche había luna llena, así que no vimos más estrellas que en cualquier otro lugar. No se me olvidará el silencio impresionante a las dos de la madrugada, al lado de los telescopios, a 35 km del pueblo más cercano (y escuchando el programa Cuarto milenio, que ponía los pelos de punta). A la vuelta al hotel, decenas de conejos cruzando la carretera.

En días posteriores hicimos tres rutas caminando: la del Bosque de los Tilos, la de la Cumbrecita en la Caldera de Taburiente


Todas distintas y todas espectaculares.

Si me dicen antes del viaje, que mis hijas iban a hacer una ruta de 5 horas, cruzando túneles con linternas y acabando duchadas y con los pies empapados en el último túnel no lo hubiera creído.

Anduvieron como campeonas y disfrutaron de todas las rutas, sobre todo en esta última.

La Palma es maravillosa, sus bosques de laurisilva, espectaculares. Y vale la pena llevar unas buenas botas para caminar. Hay cientos de senderos que recorren toda la isla. Senderos bien indicados, limpios, cuidados, de paisajes impresionantes.

Cuando acabó nuestra semana allí tuve la sensación de que nos faltaban muchísimas cosas por ver.

Además de caminar también comimos :-)

Y entre otras cosas descubrimos el bienmesabe. Un postre riquísimo a base de almendra que he intentado reproducir aquí en casa. He conseguido un parecido bastante grande, pero si hay alguien de las islas que conozca la receta auténtica le agradeceré que me la cuente (y V también).


Ingredientes

  • 50 gr de almendra molida
  • 125 gr de azúcar
  • 100 ml de agua
  • 2 yemas huevo
  • Ralladura de limón o esencia (1/2 cucharadita)
  • Palo de canela
  • Unos bizcochos (yo he usado 3 de soletilla)
¿Cómo se hace?

Se hace un almíbar no muy espeso, con el agua, el azúcar y la canela.

Se saca la canela. Se añade la almendra molida y se tiene al fuego suave, removiendo constantemente, durante unos minutos, hasta que toma un color dorado.

Fuera del fuego se añaden las yemas batidas removiendo bien hasta que estén bien integradas, y la ralladura o esencia de limón.

Volvemos a poner el cazo en el fuego, al baño maría, hasta que las yemas se hayan cocinado. Una vez hecho esto, ponemos los bizcochos en la base del recipiente donde lo vayamos a servir.
Por encima vertemos la pasta de bienmesabe cubriendo por completo los bizcochos.

Se sirve frío.

Ya veis que con estas cantidades sale poquito, pero es más que suficiente para dos personas. Es un postre muy calórico. Casi tanto como lo rico que está.

martes, 14 de julio de 2009

Cecina con Idiazábal

Bosques y mares

Estoy de vuelta, por unos pocos días.

Hemos visitado la isla de La Palma, la costa valenciana y un poquito de Madrid, lo más importante, la familia y los amigos.
Cuando haces varias cosas que te gustan mucho es difícil escoger si te preguntan cuál te ha gustado más.
Creo que no hace falta escoger. Podemos mezclar, acompañar, compartir. Probar un poco de todo sirve para aprender.
Cuando uno mezcla cosas, alimentos, personas... no sabe lo que va a salir. Puede ser una grata sorpresa o... lo contrario.

Este pincheo de hoy, que no receta, es una mezcla perfecta. La cecina de León y el queso navarro de Idiazabal junto con un buen aceite de oliva vírgen harán de las prisas del viaje un placer.

No hay tiempo para cocinar. Pero ¿porqué siempre bocadillo de jamón y queso?

Ingredientes

  • Cecina de León
  • Queso Idiazábal
  • Aceite de oliva vírgen
¿Cómo se hace?
.
Se dispone la cecina, cortada lo más fina posible, en un plato llano. Por encima unas lascas de queso. Se rocía con un buen aceite.

Gracias por vuestras visitas y comentarios mientras no estuve aquí.
Estoy preparando una receta de La Palma que nos ha encantado. A ver qué tal sale.