jueves, 12 de enero de 2012

Merluza en salsa



Pequeñas violencias cotidianas

El respeto es algo vital. 
Es una palabra anticuada, y que suena a "debes respetar a los mayores", por ser mayores sin más.
No. Me refiero al respeto que toda persona debe ofrecer y obtener de los demás, sólo porque somos personas.

Es una idea que siempre tengo presente, pero lo que me empuja a escribir hoy es algo que ocurrió en la fila del cole.
Niños y niñas de 7 años. Una niña corre para alcanzar su puesto en la fila, detrás de sus amigas. Dos niños vienen desde lejos a intentar ganarle. Les gusta siempre ser los primeros.
La niña gana. Uno de los niños, grandullón, llega con fuerza y empuja. La niña casi se cae. El grandullón se queja:
-Teníamos que ser los primeros. En cuanto se mueva (la niña) le quitamos el sitio.
-Pero tiene ahí su mochila- dice el otro niño.
-No. La tiene un poco fuera de la fila.
La madre de la niña advierte. 
-Un poco de cuidado, que si venís corriendo, podéis hacer caer a los demás.
El grandullón no se corta.
-Yo puedo venir como quiera.
La madre de la niña, mosqueada.
- Eso depende de si afecta a los demás o no.

Parece una anécdota sin importancia, pero si a esto sumamos otras actitudes parecidas, empujones, burlas, contestaciones, desobediencias y malas caras a los padres...veo en este niño un ejemplo de cómo crece en una persona la falta de respeto.

Queremos ser los primeros. Para eso hemos de empujar a los demás. Yo puedo hacer lo que quiera. Tú no me puedes corregir ni decirme cómo tengo que hacer las cosas. O peleas conmigo o tus derechos no existen. En cuanto te des la vuelta te quito lo que tenías. No me digas nada porque soy un tío fortachón y tú una niñita enclenque.

A mí me suenan mucho estas frases y actitudes. 

Y estas otras también:
- Tú no sabes, yo te digo cómo se hace.
- Eso que llevas no me gusta, ponte esto otro.
- Deberías teñirte el pelo, tienes muchas canas.
- Pues sí que tenías que decirle cosas a tu amiga. Lleváis media hora hablando.
- ¿A dónde vas? ¿Con quién? Pues tienes cosas que hacer en casa.
- Coloca esto, tráeme aquello, dame lo de más allá...
- Está todo hecho un asco, si todavía tendré que limpiar yo...
- Lo que haces tú en todo el día, lo hacía yo en media hora.
...
Si colocamos esto en boca de un hombre y se dirige a una mujer, la situación es peligrosa. Es machismo, sí, pero sobre todo es falta de respeto.

Por eso voy a advertir desde aquí al grandullón. 
-Como te acerques a la peque, te voy a pintar un Bob Esponja en la cara con tinta permanente. Abusón.

Feliz Año Nuevo. Reivindicativo.

Ingredientes
  • 4 medallones de merluza
  • 1 diente de ajo
  • 1 rebanada de pan
  • Aceite oliva virgen
  • Pimentón
  • 4 cucharadas de vinagre
  • Harina
  • Guisantes
  • Caldo de pescado
  • Sal (y pimienta si se quiere)
  • Patatas para acompañar

¿Cómo se hace?

En una sartén ponemos un chorrito de aceite, suficiente para freír el ajo y el pan partidos en trocitos. Sin que se quemen. Antes de sacarlos del aceite le añadimos un poco de pimentón y lo retiramos del fuego.
Sacamos el ajo y el pan a un mortero, con un poco de su aceite con pimentón.
Machacamos.
En otra sartén ponemos un chorrito de aceite en el que pasaremos ligeramente los medallones de merluza, salpimentados y enharinados. 
Sobre estos trozos añadimos el majado de pan, ajo y pimentón. Lo rociamos con el vinagre. 
Añadimos los guisantes (los míos congelados), un poco de caldo y lo dejamos cocer tapado unos 10 mn.
Retiramos del fuego y dejamos reposar tapado.
Yo lo acompañé de patatas que hago en el microondas.
Las patatas son pequeñas. Las lavo muy bien, les pincho la piel con un tenedor varias veces.
Las coloco en un plato, tapado por otro.  8 mn en microondas a máxima potencia y estarán listas. Se puede comprobar con un palillo. Si el palillo entra fácilmente es que ya están.
A la hora de servir se les retira la piel y ya está.







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