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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sorbete mousse de mojito


Rarezas

Aparte de ocupada, llevo una temporada rara. 
Debe de ser la edad y los cambios hormonales. Es una razón perfecta que las mujeres nos podemos permitir. Ya que sufrimos la locura hormonal, por lo menos podemos utilizarla como excusa.
Me agobio por todo. Con la cosa más pequeña me  enfado. Tengo mal genio, muy malo.
A veces siento que me falta espacio. Me enchufo los cascos y salgo a caminar, a paso ligero. Y siento que es como una huida hacia adelante.
Tengo mi trabajo y las tareas caseras (tediooooooosas). Y qué desagradecidas son las puñeteras. Cuando por fin acabas de ordenar, hay que volver a empezar. 
Lo del agradecimiento me ha dado que pensar. 
No agradecemos a los demás lo que hacen por nosotros, o por lo menos no lo suficiente. Y nadie nos agradece lo que hacemos por ellos. Me refiero a esas tareas imprescindibles, como hacer la comida, la compra o lavar la ropa. 
Pero si tuviéramos que pasarnos los días agradeciendo sería una lata.
Y sin embargo, qué bien sienta cuando te lo dicen.
¡Gracias!. Es tan sencillo.

Es una gran fuente de insatisfacción e infelicidad que tu trabajo no se valore.
Recuerdo una vez, una frase.


La mujer intenta hacerle ver al marido que su trabajo en casa es valioso, que gracias a esa dedicación durante los últimos siete años sin trabajar fuera, cuidando la casa y criando a los hijos, él pudo hacerse unos cursos que le han permitido mejorar en el trabajo, hacer un viaje de estudios para perfeccionar el inglés que duró tres semanas, organizarse sin ocuparse de ninguna tarea casera, ni llevar a los niños al médico, ni acudir a reuniones escolares, ni levantarse de madrugada, ni lavar ni planchar ni fregar ni cocinar...

Y el marido responde: pero eso lo has hecho porque has querido.
Hay frases que se sienten como puñetazos.


Pero claro. Es verdad. Porque he querido.
Las decisiones que tomamos son nuestras decisiones. Aunque uno espera que los sacrificios y esfuerzos se reconozcan un poquito, o incluso un gracias de vez en cuando.


De ahí la frustración. Muchas veces no se reconocen.


Por eso mientras camino con la música sonando en mis oídos pienso: esto que hago, lo hago porque quiero, las elecciones que he hecho en mi vida, las renuncias, las he hecho porque he querido. No debo esperar agradecimiento. Quiero hacerlo así, porque creo que es lo mejor.
Y sigo caminando, más rápido, tarareando bajito. Huyendo hacia adelante.


Quizá yo tenga también mucho que agradecer y no me doy cuenta.


Ingredientes
  • 200 gr de azúcar
  • 200 ml de agua
  • 1 manojo de menta fresca
  • 100 ml de ron
  • 4 limas
  • 1 chorrito de nata líquida
  • Helado de vainilla
¿Cómo se hace?
  • Hacemos un almíbar ligero con el agua y el azúcar. Hervimos más  menos 10 mn.
  • Retiramos del fuego y añadimos el manojo de menta.  Lo dejamos infusionar unos minutos.
  • Dejamos enfriar por completo.
  • Colamos. 
  • Añadimos el jugo de las 4 limas, el ron, la nata líquida y el helado de vainilla.
  • ¿Cuánta nata y cuanto helado? Depende de lo cremoso que lo queráis. 
  • Si montamos la nata antes de añadirla y dejamos reposar en la nevera hasta el día siguiente, se convierte en mousse. 
  • Si añadimos la nata líquida sin montar, es un sorbete cremoso que se puede tomar con pajita.
  • Los niños lo pueden tomar si le quitamos el ron. Les resulta muy refrescante. El sabor agridulce les encanta (a mis peques).

A mí también.

lunes, 14 de marzo de 2011

Ensalada de gulas y setas. Tostas de lomo y pan de pasas.

Perder la paciencia

"¿Cómo es posible que tenga yo esta mezcla, y no me refiero a la ensalada?  
Parece que fue ayer, cuando me pongo a pensarlo. Yo nunca fui muy equilibrada."

Me miro al espejo y veo a alguien que quiero ver, pero que no es quien soy.

Mi equilibrio nació hace 11 años y unos meses (no los quiero contar). Hasta entonces todo era un sinsentido. A partir de ese momento, la vida pasó a tener carita y sonrisa. Por si esto fuera poco, se repitió la historia 4 años después. Esta vez mi vida tenía el pelo rubio.

Y yo me lo tomé como si nada, como si eso fuera lo más natural. 
Y no lo es.
Es la lotería que te toca todos los días. El sol que sale por las mañanas o la lluvia que moja tu cara.
Es el día de Navidad lleno de gritos y regalos. El aburrimiento de una película una tarde de  sábado. 

Y alargas la mano... y ahí está, esa piel suave. 
Tuerces la cara un milímetro y das un beso, que te es devuelto con abrazos, y "te quiero mami".

"Y yo también a ti cariño". 
Y eso no es ni la milésima parte de la verdad.

Entonces... ¿por qué?

A veces me siento identificada con Dexter
Con su oscuro pasajero. De vez en cuando sale. 

Uno se cree que está controlado, dormido, dominado.

Y en un segundo te despistas y sale por tu boca. 
Vocifera. Manotea. 
Se asoma por tus ojos y pone esa mirada tan amenazadora. 

Perder los nervios. 
"Es normal, todos nos cansamos alguna vez. O se acaba la paciencia"

Mentira.

No soy yo. 
Es el monstruo que todos llevamos dentro. 

Excusas.

Ingredientes para la ensalada
  • 1 tomate negro
  • 1 envase de gulas frescas
  • 1 tortilla francesa
  • 1 cebolla pequeña
  • 2 sombrerillos de setas
  • Aceite de oliva virgen
  • Sal y pimienta
  • 1 diente de ajo
  • Vinagre de Módena en crema (en cualquier super: Mercadona, Carrefour...)

¿Cómo se hace?
  1. Se corta la cebolla en trocitos y se pocha despacio en la sartén, con un poquito de aceite.
  2. Se cortan las setas en tiras y se añaden a la sartén, hasta que estén hechas.
  3. Se corta la tortilla en trocitos y se añade. Remover unos segundos.
  4. Se salpimenta y se retira.
  5. Las gulas se preparan según gusten. Nosotros las pasamos por la sartén para que entren en calor con un  ajito refrito.
  6. Se mezcla con las setas y lo demás. Removemos para mezclar.
Se monta la ensalada así:
En la base rodajas de tomate.
Encima todo lo que hemos cocinado. Calentito.
    Se aliña sólo con vinagre de módena.


    Ingredientes para las Tostas de lomo y pan de pasas.
    • Pan de pasas tostado
    • Queso crema (de untar, tipo Philadelphia)
    • Lonchas finas de lomo.
    • Aceite virgen.
    • Orégano seco.

    ¿Cómo se hace?
    Se unta el pan con el queso y se cubre con las lonchitas de lomo. Se riega con unos hilillos de aceite y se espolvorea con orégano.

    Se toma antes de que se enfríe la ensalada.
    Acompañado de una cerveza (¿vale sin alcohol?) 

    viernes, 11 de febrero de 2011

    Bizcocho inventado

    Inventando lo ya inventado

    Hace tanto que no escribo aquí...
    Viajo en tren. En autobús. Dos horas cada día.
    A veces dedico ese tiempo a preparar trabajo, pero sobre todo escucho música. Se nota en el blog.

    La vida es un continuo ensayo, sin estreno. O quizá un continuo estreno, sin ensayo.

    Hace ya mucho que este blog se ha transformado, sin saberlo yo, en algo que no sé lo que es, pero sí sé que no es sólo cocina. 
    ¿Por qué? Ni idea. Vengo aquí y escribo la centésima parte de lo que se me pasa por la cabeza.
    Porque no tengo tiempo para nada, pero la "azotea" no deja de dar vueltas.
    Visitando otro blog amigo, en el que de vez en cuando se hacen confesiones, me he parado a pensar en cómo es eso de los gustos.
    ¿Qué pasa cuando, de pronto, alguien a quien tú consideras culto o cool o cultivado... o lo que sea, te dice avergonzado, que le gusta...no sé, una folclórica o un triunfito, o una canción de Disney Channel, o un patético actor de Hollywood, por ejemplo.
    Parece que algo chirría, que no encaja.
    "Fíjate tú, éste con lo intelectual que parece y se pirra por fulanita, que canta fatal y es una impresentable"
    Algo está mal aquí:
    • ¿Por qué nos avergonzarnos de nuestros gustos?.
    • ¿Por qué intentamos proyectar una imagen que no se corresponde con lo que somos?.
    • ¿Qué tememos? ¿Perder el qué?.
    • ¿Por qué hay juicios con respecto a los gustos de los demás?
    • ¿Qué cambia si lo que le gusta a otro nos parece ridículo? ¿Por qué tiene que parecernos ridículo?
    • ¿Todo esto son prejuicios?
    • ¿Quién inculca estos prejuicios? ¿Es la educación?

    Me doy cuenta de que, sin quererlo, los hago aparecer en mis hijas. Les doy criterios, que ellas aceptan.
    ¿Se avergonzarán ellas de sus gustos si no coinciden con los de sus amigas? ¿O con los míos?

    ¿Estoy desvariando y esto no le ocurre a nadie más que a mí?
    Porque yo sí tengo alguno de estos gustos vergonzosos, inconfesables e incomprensibles, y que lamentablemante no voy a decir aquí.
    ¿O sí?
    Ingredientes
    • 75 gr de azúcar
    • 2 huevos
    • 35 gr de mantequilla en pomada
    • 30 gr de margarina blanda
    • 100 gr de mosto o vino dulce
    • 100 gr de harina de repostería
    • 100 gr de almendra molida
    • 1 sobre doble de gasificante de Mercadona
    • 60 gr de mermelada de melocotón

    ¿Cómo se hace?
    Muy fácil. Batir el azúcar con los huevos hasta espumar.
    Ir añadiendo los demás ingredientes en el orden escrito sin dejar de batir.

    Hornear en recipiente ancho, para que no quede muy alto. A 180º durante unos 30 mn aproximadamente.

    Queda muuuy jugoso y tierno.

    Si no fuera por vuestras visitas mi blog parecería un desierto. Gracias.

    miércoles, 1 de diciembre de 2010

    Migas


    Batiburrillo

    No conduzco, aunque tengo carnet. Tengo que aclararlo porque todo el mundo que ve que no conduzco me lo pregunta.
    Tengo carnet pero es como si no lo tuviera. Porque hace 11 años que no cojo el coche. Esto me produce diferentes sensaciones. 
    A saber:
    1. Soy rara. Toooodo el mundo sabe conducir.
    2. Soy una cómoda. Es cuestión de práctica, me dicen.
    3. Soy una caradura. No podemos turnarnos en viajes largos, voy siempre de pasajera.
    4. Soy una inconsciente. ¿Y si un día necesitas coger el coche y no puedes porque te has negado a conducir?
    5. Soy una cobardica. Cualquiera puede conducir. Fíjate en fulano o mengana. Si ellos pueden tú también.
    Tengo argumentos para rebatir todo esto, he intentado durante mucho tiempo explicar cómo me siento al volante de un coche. La inseguridad y la torpeza que no soy capaz de superar. Y me niego en redondo a hacer experimentos con pasajeros (ya no digamos nada de meter a mis niñas en el coche).
    Se me olvidaba un sentimiento: 
        6.- Soy una exagerada. En fin.
    Como no conduzco y ahora mismo me veo obligada a viajar 1 hora en tren o autobús para llegar al trabajo (y otra para volver), pues tengo tiempo para darle vueltas a la cabeza.

    Hace ya unos meses (cómo pasa el tiempo), que me siento diferente (doctor, doctor, ¿qué me pasa?).
    Fue una experiencia pueril o estúpida que no viene al caso, la que desencadenó esto.
    De pronto empecé a sentir una urgencia por encontrarme a mí misma (ni siquiera sabía que estaba perdida). Necesitaba hacer cosas. Qué cosas no lo sé. Cosas. 
    Para alguien que me vea desde fuera no he cambiado en absoluto (excepto si te fijas en lo que leo o la música que escucho y algún que otro complemento anecdótico).
    He recuperado actitudes que tenía hace muchos años. 
    Y ahora viene la pregunta: ¿por qué?
    No lo sé. 
    Puede ser que la rutina me haya estado matando.
    Puede que, como me veo obligada a hacer cosas que no quiero, mi mente se haya buscado una escapatoria.
    Puede que sea una burguesa aburrida buscando excusas para hacer idioteces.
    Ooo... puede que me esté haciendo vieja. 
    ¿No dicen que la vejez es la segunda infancia?
    Pues yo creo que estoy pasando por la segunda adolescencia.

    Ingredientes
    • Medio pan candeal o alguno que se desmenuce un poco cuando lo pasemos por la sartén.
    • Sal.
    • Pimentón dulce.
    • Un chorrito de agua.
    • 1 diente de ajo.
    • Aceite.
    • Unas lonchas de jamón.
    • Un chorizo de freír.
    • Frutas (uvas, naranja...)

    ¿Cómo se hace?
    1. Ponemos el pan cortado en cubitos pequeños (tamaño garbanzo) en un cuenco. Salamos, añadimos una cucharadita de pimentón y un chorrito de agua (sólo humedecer, no empapar).
    2. Cubrimos con un film transparente y dejamos toda la noche.
    3. Al día siguiente, desmenuzamos el chorizo y cortamos el jamón en trocitos. 
    4. Sofreímos el ajo en un chorrito de aceite. Lo retiramos. Añadimos el chorizo y el jamón a este mismo aceite. Refreímos un poco.
    5. Añadimos el pan y empezamos a remover y a remover. Hasta que vemos las migas un poco desmenuzadas y con el colorcito del chorizo empapándolas. No dejéis que se quemen. Ligeramente tostaditas y crujientes estarán listas para comer.
    6. Si las acompañamos con trocitos de fruta, para meter en la boca en el mismo bocado, están deliciosas.

    Esta receta tan rica se la copié a Miriam. No os perdáis su maravilloso blog.


    Estoy procesando las fotos que voy haciendo en el tren, porque hay paisajes fantásticos. 
    Pondré algunas en la próxima entrada. 
    También quería dar las gracias a todos/as los/as que me leéis. Me encantó ver tres cifras en el número de seguidores. Y pensé en hacer algo especial.
    No sé. El caso es que hay cosas que te hacen sentir muy bien.

    sábado, 19 de junio de 2010

    Pausa

    Vuelvo luego

    Estoy de oposiciones.
    En cuanto pueda, me escaparé un ratito.


    (La imagen pertenece a
    http://lecturasdisidentes.files.wordpress.com/2010/01/libros.jpg )

    domingo, 28 de marzo de 2010

    Primer cumpleblog


    ¿Yo?

    - A veces me siento atrapada en una tela de araña que cuelga en el abismo. Me quiero soltar, porque los hilos de seda que me enganchan, duelen. Pero si me suelto ¿A dónde iré a caer?
    - Pero no te vas a caer.
    - ¿Qué quieres decir?
    - Despliega tus alas y vuela.



    "... I´m caught in a trap
    I can´t look back..." Mika Rain
    .

    miércoles, 18 de marzo de 2009

    Estoy empezando.

    Voy poco a poco. Iré colocando aquí las recetillas que nos gustan en casa.