viernes, 25 de noviembre de 2011

Ensalada de salmón y naranja





Limpio y Sencillo
Hay personas que aparentan ser normales, pero no lo son. Son especiales.
Tienen algo distinto. No sabes muy bien qué. 
Creo que en algunos casos es la bondad. Pasa con los niños pequeños. La inocencia, la blancura que llevan dentro se ve desde fuera. Esos ojos limpios con los que te miran cuando no entienden algo o cuando se sienten heridos. 
Hay adultos que conservan esa mirada.  Muy pocos. Pero qué valiosos son. 
Otras veces es la sencillez. Personas que no tienen recovecos, que lo que ves es lo que hay, que son francos y que siempre actúan con buena voluntad. Qué escasos. Qué imprescindibles.
Otros son voluntariosos, siempre esforzándose por hacerlo bien, sin quejarse. Personas que lo dan todo, sin darse cuenta de cuánto dan. Responsables, trabajadores, sin pedir a cambio lo mismo de los demás.

Conozco a gente así. ¡Qué afortunada soy! La tengo alrededor.
Son esas personas que sacan lo  mejor de ti, que te hacen reflexionar y no ser tan cascarrabias. Que sin decir nada te enseñan lo realmente valioso.  
No sé porqué algunos son así y otros no. 
Yo no lo soy.

Sin embargo, estas personas no son las que triunfan. Si no te fijas casi ni se ven. No se esconden, son discretas nada más.
¿A quiénes vemos? ¿quiénes tienen más éxito? 
Los listillos, los caraduras, los que mienten mejor, los de pocos escrúpulos, los que sacan lo mejor de  otros y se lo quedan, los que esconden su yo porque es feo,...

Somos complicadas las personas. 
Nos atrae la malicia, la oscuridad, el misterio, las miradas que esconden un secreto. Las segundas intenciones, las medias sonrisas, lo que no nos dicen es lo que buscamos, es lo que nos gusta. Si alguien parece que tiene un "pasado" ¡qué interesante!

¿Por qué?

Hablaba con mi hija mayor de la forma de mirar. Las cosas que se pueden ver en unos ojos. Miradas limpias, miradas profundas, tristes, alegres, astutas...
Yo intentaba explicarle las sutiles diferencias que hay entre unas y otras. Ella preguntaba y preguntaba. Yo casi no sabía responder. 
Y ella dijo entonces: ¿cómo sabes todo eso? ¿dónde lo has aprendido?
Y volví a darme cuenta de los años que tengo. 
Miré a mi hija, sus ojos limpios. 

Le di un abrazo, y durante un rato no hablamos de nada más.


Ingredientes

  • 1/2 Lechuga
  • Salmón en lonchas
  • 1/2 Naranja
  • Mermelada de tomate
  • Crocanti de almendras
  • 1/4 Piña natural
  • Aceitunas negras 4 ó 5
  • Aceite virgen
  • Sal
  • Vinagre de jerez

¿Cómo se hace?
  • Pues es una ensalada. Se parte en trocitos la lechuga, la piña, la naranja, las aceitunas y el salmón.
  • Se añaden las almendras, que le aportan el toque crujiente,  la mermelada de tomate, se salpimenta y aliña con el aceite y vinagre y a comer.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sorbete mousse de mojito


Rarezas

Aparte de ocupada, llevo una temporada rara. 
Debe de ser la edad y los cambios hormonales. Es una razón perfecta que las mujeres nos podemos permitir. Ya que sufrimos la locura hormonal, por lo menos podemos utilizarla como excusa.
Me agobio por todo. Con la cosa más pequeña me  enfado. Tengo mal genio, muy malo.
A veces siento que me falta espacio. Me enchufo los cascos y salgo a caminar, a paso ligero. Y siento que es como una huida hacia adelante.
Tengo mi trabajo y las tareas caseras (tediooooooosas). Y qué desagradecidas son las puñeteras. Cuando por fin acabas de ordenar, hay que volver a empezar. 
Lo del agradecimiento me ha dado que pensar. 
No agradecemos a los demás lo que hacen por nosotros, o por lo menos no lo suficiente. Y nadie nos agradece lo que hacemos por ellos. Me refiero a esas tareas imprescindibles, como hacer la comida, la compra o lavar la ropa. 
Pero si tuviéramos que pasarnos los días agradeciendo sería una lata.
Y sin embargo, qué bien sienta cuando te lo dicen.
¡Gracias!. Es tan sencillo.

Es una gran fuente de insatisfacción e infelicidad que tu trabajo no se valore.
Recuerdo una vez, una frase.


La mujer intenta hacerle ver al marido que su trabajo en casa es valioso, que gracias a esa dedicación durante los últimos siete años sin trabajar fuera, cuidando la casa y criando a los hijos, él pudo hacerse unos cursos que le han permitido mejorar en el trabajo, hacer un viaje de estudios para perfeccionar el inglés que duró tres semanas, organizarse sin ocuparse de ninguna tarea casera, ni llevar a los niños al médico, ni acudir a reuniones escolares, ni levantarse de madrugada, ni lavar ni planchar ni fregar ni cocinar...

Y el marido responde: pero eso lo has hecho porque has querido.
Hay frases que se sienten como puñetazos.


Pero claro. Es verdad. Porque he querido.
Las decisiones que tomamos son nuestras decisiones. Aunque uno espera que los sacrificios y esfuerzos se reconozcan un poquito, o incluso un gracias de vez en cuando.


De ahí la frustración. Muchas veces no se reconocen.


Por eso mientras camino con la música sonando en mis oídos pienso: esto que hago, lo hago porque quiero, las elecciones que he hecho en mi vida, las renuncias, las he hecho porque he querido. No debo esperar agradecimiento. Quiero hacerlo así, porque creo que es lo mejor.
Y sigo caminando, más rápido, tarareando bajito. Huyendo hacia adelante.


Quizá yo tenga también mucho que agradecer y no me doy cuenta.


Ingredientes
  • 200 gr de azúcar
  • 200 ml de agua
  • 1 manojo de menta fresca
  • 100 ml de ron
  • 4 limas
  • 1 chorrito de nata líquida
  • Helado de vainilla
¿Cómo se hace?
  • Hacemos un almíbar ligero con el agua y el azúcar. Hervimos más  menos 10 mn.
  • Retiramos del fuego y añadimos el manojo de menta.  Lo dejamos infusionar unos minutos.
  • Dejamos enfriar por completo.
  • Colamos. 
  • Añadimos el jugo de las 4 limas, el ron, la nata líquida y el helado de vainilla.
  • ¿Cuánta nata y cuanto helado? Depende de lo cremoso que lo queráis. 
  • Si montamos la nata antes de añadirla y dejamos reposar en la nevera hasta el día siguiente, se convierte en mousse. 
  • Si añadimos la nata líquida sin montar, es un sorbete cremoso que se puede tomar con pajita.
  • Los niños lo pueden tomar si le quitamos el ron. Les resulta muy refrescante. El sabor agridulce les encanta (a mis peques).

A mí también.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Judiones con bacalao

Aulas y patios

Tras el aparente vacío la vida fluye.
Pasó el verano (¡hace ya tanto tiempo!), el viaje a Francia está almacenado en el rincón de recuerdos (¡qué susto cuando no encontraba las fotos en el ordenador! ¡qué disgusto el día que perdí la libretita con todas las anotaciones que hice durante el viaje!).
El cole comenzó, es verdad. También el otoño, pero esto es mentira, porque el clima se niega a confirmarlo. Las rutinas, sin cambios aparentes, sólo aparentes.
Mis niñas están más grandes, yo trabajo cerca de casa esta vez y tengo nuevos alumnos.
Alumnos que dan un poco de miedo al principio, pero que a estas alturas de mes ya no. Con sus 12 ó 17 años son proyectos de persona apasionantes, que siempre te asombran.
Los de 12 llegan del cole con cara de susto y de ilusión. Se les pasa, el susto, en una semana. Tranquilos padres preocupados, el niño/a se adapta muy bien. Ya charla y charla hasta cuando no debe. La ilusión la conservarán el tiempo suficiente, irá decayendo y reverdecerá con los cambios constantes que se produzcan en sus vidas.
Los de 17 comienzan etapa nueva. Son ya de bachillerato. ¡Qué mayores! Pues yo veo timidez, cuando preguntan en clase, cuando saludan por la calle, cuando no tienen la tarea que se les ha pedido, cuando se les manda callar.
Cuando lloran en el patio la muerte de un compañero que fue atropellado al cruzar la calle cuando iba a clase.
Tres minutos de silencio ensordecedor. Sólo las gaviotas.
Estamos empezando.
Pero es que este año tengo unos niños de 12 años que son "especiales". Algunos no son capaces de escribir de forma inteligible. Todas las frases de su libro les parecen escritas en chino. Intentas explicar y ellos entender, pero no lo consiguen.
No, no son extranjeros. Son de aquí. Con dificultades sin tratar, con familias que no les han atendido, o que se empeñan en no ver que su hijo necesita un tratamiento especial. Estar con los mismos compañeros y el mismo libro no hará desaparecer el problema. Y mientras, el niño sufre. Y los consejos de los profesores no son escuchados.
Y la vida sigue.

Ingredientes
  • Un bote de judiones cocidos
  • Una cebolla pequeña
  • Un pimiento asado
  • Un diente de ajo picadito
  • Una bandeja de bacalao desalado
  • Caldo de pescado
  • Pimentón dulce

¿Cómo se hace?
Es tan facilito que casi me da reparo ponerlo. Pero queda tan bien, tan rico y es sano y nutritivo...
Pues picamos la cebolla y la ponemos a sofreír en una cazuela con un chorrito de aceite.
Añadimos el ajo picadito cuando la cebolla empieza a estar transparente.
Después el pimiento asado que estará en tiritas finas. Yo siempre los aso en casa y los tengo congelados,  pero también queda bien con los envasados comerciales.
Después añadimos el bacalao desalado. Si viene en trozos grandes, partirlo en trocitos pequeños.
A fuego más bien vivo dejar que se evapore toda el agua.
Añadimos pimentón dulce (una cucharadita más  menos), y sin dejar que se queme ponemos los judiones. Dejamos que coja color y añadimos un vaso de caldo. Si tenéis casero, fenomenal. Si no pues el que viene envasado nos saca del apuro.
Dejamos que los sabores se mezclen y a comer. Humeante y calentito.
Aunque igual es mejor dejarlo para cuando de verdad llegue el otoño.

lunes, 1 de agosto de 2011

Bizcocho húmedo de cacao


Vacaciones y promesas

Los viajes son promesas.
A veces se cumplen, a veces no, pero siempre transmiten una emoción, una espectativa de grandes descubrimientos y sensaciones.
Cuando esta entrada salga publicada estaré en París. He viajado poco, así que será mi primera vez en La ciudad de la luz.
Quiero hacer muchas fotos. Ya veremos.

Hay otros viajes.
Mis alumnos/as de 2º de Bachillerato de este año están de vacaciones. Justo antes de empezar un gran viaje: la mayoría serán universitarios en algo más de un mes.
Es un cambio importante en la vida de muchas personas. Te das cuenta más tarde. Cuando ya han pasado años, después de dejar la Universidad.
Para algunos va a suponer salir de casa, ir a otra comunidad, vivir con gente diferente, sufrir, con los exámenes, los profesores, la inmensidad de la materia, las injusticias, estar solo a veces...vivir experiencias nuevas, gente, fiestas, risas, ilusión por aprender, planes de futuro...
Son muchas cosas en poco tiempo.

Algunos de mis alumnos/as de este año dudaban seriamente qué escoger, dónde estudiar, condicionados por una pareja.
Uno de los dos se planteaba quedarse en la comunidad a la que pertenecen, el otro  tendría que salir para estudiar lo que quería.
Me preguntaban a mí. Siempre dije lo mismo: es bueno salir, conocer otro lugar. Si dejas tus sueños tan pronto ¿cuándo piensas intentarlos?
Y si los estudios que escoges al quedarte no te satisfacen, ¿a quién vas a culpar?

Es verdad que hay parejas que se forman a los 16 y que perduran y se asientan. Pero también es cierto que en la mayoría de los casos no es así. En una pareja se deben respetar y comprender los deseos, intereses e ilusiones del otro.
Creo de verdad que 18 años no es una buena edad para empezar a hacer renuncias tan importantes.
Es bueno salir, viajar, conocer, sentir emociones nuevas, aprender de lo diferente, y que alejarse no es estar solo. Hay gente maravillosa en todas partes.

A todos mis alumnos. Que acierten de lleno en lo que elijan.

Feliz verano.

Ingredientes
  • 2 huevos
  • 150 gr de azúcar
  • 100 gr de aceite de girasol
  • 100 ml de nata líquida para montar (35% MG)
  • 100 gr de harina
  • 100 gr de cacao (yo he utilizado colacao turbo. Si se utiliza cacao puro habrá de añadirse otros 50 gr de azúcar)
  • 1/2 sobrecito de levadura (Royal, para hornear. No de panadero)

¿Cómo se hace?
  • Ponemos el horno a calentara a 150º.
  • Batimos el azúcar con los huevos hasta blanquear.
  • Añadimos el aceite y segumos batiendo.
  • Añadimos nata y batimos muy bien.
  • Añadimos harina, cacao y levadura y batimos un poco, hasta integrarlo todo.
  • Vertemos en un molde con papel de horno en la base y los lados. 
  • El grosor que me ha quedado a mí es de aproximadamente 2 dedos.
  • Metemos al horno y dejamos unos 55 mn, y 5 mn más sin sacar del horno apagado.
  • Sacamos. Queda una superficie muy crujiente y un interior húmedo y tierno, con un sabor intenso a cacao.
  • Se puede comer caliente. 

lunes, 11 de julio de 2011

Magdalenas de mantequilla



























Un día gris 




Biutiful. La última película de Iñárritu.
Casi  documental. 
Aquellos a quienes no queremos ver. A duras penas aguanté hasta el final. Las grandes miserias a nuestro alrededor.

Siempre me acompañan dos sensaciones:
Estar perdiendo el tiempo.
La culpa. Por ser desagradecida.

(Aunque la media mundial es de 66,7 años (en 2005), existen diferencias abismales entre las distintas zonas del planeta. En Europa y América del norte la media es de 73 años, en Oceanía es de 71 años, en Latinamérica es de 70 años, en Asia es de 61 años y en África es de 55 años.
Según el informe anual de la ONU, los Estados con menor expectativa son Zambia con 37,5 años, la Repúbkica centriafricana con 39,3 años, Malawi con 39,7 años y Sierra Leona con 40,8 años.
Los de mayor expectativa son Andorra con 83,51,  Japóncon 82 años, España con 81 años, la región de Hong Kong, China con 81,6 años, Islandia con 80,7 años y Suiza con 80,5 años.) Wiki dixit.

365. 80= 29200 días
Miro el mar por la ventana. El día está gris. Llueve desde hace una semana.













No me molesta. Me gusta. No soporto el calor.

Soy gris. En medio de miles de personas.
¿Por qué no puedo dejar de enfadarme por chorradas? ¡Dios!
¿Por qué no soy capaz de ver la suerte que he tenido?
¿Por qué me miro el ombligo y me quejo?
¿Por qué no puedo mirar a mi alrededor y disfrutar de la vida?

Siempre los mismos errores. Las mismas promesas.
A partir de mañana no haré esto, haré lo otro...
Sonreiré, daré gracias al universo creador, miraré las estrellas y pensaré en la suerte de haber sido una de esas células escogidas para crecer y multiplicarse...
Y sin embargo...no soporto que me organicen la vida.

No hago más que quejarme. ¿ves?


Ingredientes
  • 120 gr de azúcar
  • 2 huevos (120 gr)
  • 120 gr de mantequilla en pomada
  • 1/2 cucharadita de esesencia de limón
  • 100 gr de harina de repostería
  • 1/2 sobrecito de levadura (impulsor)

¿Cómo se hace?
  • Batimos los huevos con el azúcar hasta blanquear.
  • Añadimos mantequilla y batimos bien.
  • Añadimos la esencia de limón. Batimos.
  • Ahora la harina tamizada y la levadura.
  • Mezclamos con espátula.
  • Ponemos en moldes de papel, que a su vez estarán colocados en moldes de aluminio de flanecitos.
  • Enfriamos media hora en la nevera.
  • Ponemos el horo a calentar a 250º.
  • Espolvoreamos azúcar por encima.
  • Cuando metamos los moldes de magdalenas en el horno, bajar hasta 200º más o menos.
  • Estarán en unos 15 mn. O antes. Cada horno es distinto, ya sabéis.

lunes, 6 de junio de 2011

Flan clásico


Ver y oír. Mezclar.

Es muy fácil. Los ingredientes son bien conocidos. Los usamos todos los días y sabemos cómo son, sus características.
Las cosas más sencillas nos rodean. Son discretas, pequeñas.
En el baño hay un libro de cuentos que nunca leemos.
Tengo aún en el cajón de la cocina la cuchara blandita con la que mis hijas empezaron a comer.
En la habitación está el espejo en el que se mira mi madre cuando viene.
Los mensajes antiguos en el móvil.
Los amigos de lejos que están cerca.
La bolsa de medicinas de mi padre.
Las presencias imprescindibles.
Los miles de dibujos de la peque.
Los relatos de mi otra peque.
El recuerdo constante de la familia ausente.
Las llamadas de mi hermana.
Los consejos de mi hermano.

El latido del corazón.

Mezclas todo y tienes tu día a día. Tan sencillo. Tan fácil. Con un discurrir tan suave. Tan sin importancia.

Pero si uno solo de estos ingredientes desaparece, todo pierde su sentido.


Ingredientes
  • 1 litro de leche entera
  • 5 cucharadas colmadas de azúcar
  • 8-10 huevos pequeños
  • 1/2 cucharadita de vainilla en polvo (tamaño cucharita de café)
¿Cómo se hace?
  • Calentamos la leche con el azúcar y la vainilla.
  • Dejamos enfriar.
  • Mezclamos con los huevos, batiendo.
  • Caramelizamos un molde resistente al calor del horno.
  • (Yo he hecho el caramelo casero, con azúcar y un chorrito muy pequeño de agua, al fuego, no muy fuerte, hasta que comience a estar dorado sin quemarse).
  • Vertemos la mezcla anterior en la flanera caramelizada.
  • Pondremos en el horno, a baño maría, durante 45-60 mn a 180º.
Dejar enfriar por completo y desmoldar.

Oír y...ver





lunes, 14 de marzo de 2011

Ensalada de gulas y setas. Tostas de lomo y pan de pasas.

Perder la paciencia

"¿Cómo es posible que tenga yo esta mezcla, y no me refiero a la ensalada?  
Parece que fue ayer, cuando me pongo a pensarlo. Yo nunca fui muy equilibrada."

Me miro al espejo y veo a alguien que quiero ver, pero que no es quien soy.

Mi equilibrio nació hace 11 años y unos meses (no los quiero contar). Hasta entonces todo era un sinsentido. A partir de ese momento, la vida pasó a tener carita y sonrisa. Por si esto fuera poco, se repitió la historia 4 años después. Esta vez mi vida tenía el pelo rubio.

Y yo me lo tomé como si nada, como si eso fuera lo más natural. 
Y no lo es.
Es la lotería que te toca todos los días. El sol que sale por las mañanas o la lluvia que moja tu cara.
Es el día de Navidad lleno de gritos y regalos. El aburrimiento de una película una tarde de  sábado. 

Y alargas la mano... y ahí está, esa piel suave. 
Tuerces la cara un milímetro y das un beso, que te es devuelto con abrazos, y "te quiero mami".

"Y yo también a ti cariño". 
Y eso no es ni la milésima parte de la verdad.

Entonces... ¿por qué?

A veces me siento identificada con Dexter
Con su oscuro pasajero. De vez en cuando sale. 

Uno se cree que está controlado, dormido, dominado.

Y en un segundo te despistas y sale por tu boca. 
Vocifera. Manotea. 
Se asoma por tus ojos y pone esa mirada tan amenazadora. 

Perder los nervios. 
"Es normal, todos nos cansamos alguna vez. O se acaba la paciencia"

Mentira.

No soy yo. 
Es el monstruo que todos llevamos dentro. 

Excusas.

Ingredientes para la ensalada
  • 1 tomate negro
  • 1 envase de gulas frescas
  • 1 tortilla francesa
  • 1 cebolla pequeña
  • 2 sombrerillos de setas
  • Aceite de oliva virgen
  • Sal y pimienta
  • 1 diente de ajo
  • Vinagre de Módena en crema (en cualquier super: Mercadona, Carrefour...)

¿Cómo se hace?
  1. Se corta la cebolla en trocitos y se pocha despacio en la sartén, con un poquito de aceite.
  2. Se cortan las setas en tiras y se añaden a la sartén, hasta que estén hechas.
  3. Se corta la tortilla en trocitos y se añade. Remover unos segundos.
  4. Se salpimenta y se retira.
  5. Las gulas se preparan según gusten. Nosotros las pasamos por la sartén para que entren en calor con un  ajito refrito.
  6. Se mezcla con las setas y lo demás. Removemos para mezclar.
Se monta la ensalada así:
En la base rodajas de tomate.
Encima todo lo que hemos cocinado. Calentito.
    Se aliña sólo con vinagre de módena.


    Ingredientes para las Tostas de lomo y pan de pasas.
    • Pan de pasas tostado
    • Queso crema (de untar, tipo Philadelphia)
    • Lonchas finas de lomo.
    • Aceite virgen.
    • Orégano seco.

    ¿Cómo se hace?
    Se unta el pan con el queso y se cubre con las lonchitas de lomo. Se riega con unos hilillos de aceite y se espolvorea con orégano.

    Se toma antes de que se enfríe la ensalada.
    Acompañado de una cerveza (¿vale sin alcohol?) 

    domingo, 20 de febrero de 2011

    Minibocaditos Sacher





    La eterna pregunta

    Are you afraid?
    I´m afraid of losing you.

    Cada vez entiendo menos en qué consiste esto.
    Te levantas todos los días, con esfuerzo, con sueño.
    Te duchas, te vistes, preparas el desayuno, despiertas a los niños, que con gusto se quedarían durmiendo.

    Viaje al trabajo. 1 hora. Trabajar, trabajar, trabajar.

    Correr. Comer. ¡Come sano!.
    Date prisa. Tenemos piscina. Besitos mamá. Papá nos espera con el coche.
    Merienda. Después hemos quedado para tomar algo.
    ¡Bieeeen...!!!
    Risas, charla, cena.
    Casa. Dormir.
    Cansancio.
    Mañana otra vez.
    Hoy hace frío. Mañana no sé.
    Después llegará la primavera.
    Corro. Duermo. Trabajo. Me pierdo.

    Veo un chico inmigrante en el tren.
    Niños que ríen.
    Ancianos serios, tristes o alegres.
    Chicos que besan, estudian, se aburren. We was born to fly.

    Que tengas un buen día. Igualmente.
    Me siento al ordenador.
    Blogs que leo a menudo.
    En un blog que me encanta y que no me atrevo a enlazar, una noticia impactante. 

    Un cáncer.

    No sé qué decir.
    De hecho desde que lo vi aún no le he dicho nada.
    Sólo tengo ganas de animar. Ganas de correr, de pasar.
    De encontrar la salida del laberinto.

    ¿Dónde está la solución?
    Esto es un encierro.
    Un cubo hermético sin puertas ni ventanas.
    Rebotamos contra las paredes, colisionamos.

    ¿Cuál es la solución?
    ¿Sólo se puede huir hacia el interior? ¿Es esa la cuarta dimensión?
    ¿Alguien tiene una respuesta que yo pueda entender?
    ¿Cuál es la pregunta?

    ¿Qué es la vida?
    ¿Cómo vivirla?


    Ingredientes
    • 75 gr de azúcar
    • 2 huevos
    • 75 gr de mantequilla blanda
    • 2 cucharadas de cacao puro
    • 100 gr de harina
    • 1/2 bolsita de levadura
    • Mermelada de albaricoque o melocotón

    • Chocolate de cobertura para postres
    • Una cucharadita de  mantequilla

    ¿Cómo se hace?
    Batimos el azúcar y los huevos hasta que espumen y blanqueen.
    Añadimos la mantequilla blanda y el cacao. Seguimos batiendo.
    Añadimos la harina y la levadura. Batimos otra vez.

    La mezcla la ponemos sobre la bandeja de horno cubierta con papel vegetal. Debe quedar una capa muy fina. De un dedo de grosor o menos.

    Horneamos a 170º entre 15 y 25 mn. Depende del horno. Hay que tener en cuenta que es muy finito el bizcocho que sale.

    Lo sacamos y dejamos enfriar. Partimos cuadrados del mismo tamaño, desechando los bordes si han quedado demasiado delgados. No os costará encontrar voluntarios para hacerlos desaparecer.

    Ponemos mermelada de albaricoque o melocotón sobre uno de los cuadrados y tapamos con otro.









    Derretimos el chocolate de cobertura junto con la cucharadita de mantequilla. Yo lo hago en el microondas, de 20 en 20 sg. Removiendo y mezclando cada vez, con cuidado de que no se queme.
    Cubrimos los cuadraditos y nos los comemos.





    viernes, 11 de febrero de 2011

    Bizcocho inventado

    Inventando lo ya inventado

    Hace tanto que no escribo aquí...
    Viajo en tren. En autobús. Dos horas cada día.
    A veces dedico ese tiempo a preparar trabajo, pero sobre todo escucho música. Se nota en el blog.

    La vida es un continuo ensayo, sin estreno. O quizá un continuo estreno, sin ensayo.

    Hace ya mucho que este blog se ha transformado, sin saberlo yo, en algo que no sé lo que es, pero sí sé que no es sólo cocina. 
    ¿Por qué? Ni idea. Vengo aquí y escribo la centésima parte de lo que se me pasa por la cabeza.
    Porque no tengo tiempo para nada, pero la "azotea" no deja de dar vueltas.
    Visitando otro blog amigo, en el que de vez en cuando se hacen confesiones, me he parado a pensar en cómo es eso de los gustos.
    ¿Qué pasa cuando, de pronto, alguien a quien tú consideras culto o cool o cultivado... o lo que sea, te dice avergonzado, que le gusta...no sé, una folclórica o un triunfito, o una canción de Disney Channel, o un patético actor de Hollywood, por ejemplo.
    Parece que algo chirría, que no encaja.
    "Fíjate tú, éste con lo intelectual que parece y se pirra por fulanita, que canta fatal y es una impresentable"
    Algo está mal aquí:
    • ¿Por qué nos avergonzarnos de nuestros gustos?.
    • ¿Por qué intentamos proyectar una imagen que no se corresponde con lo que somos?.
    • ¿Qué tememos? ¿Perder el qué?.
    • ¿Por qué hay juicios con respecto a los gustos de los demás?
    • ¿Qué cambia si lo que le gusta a otro nos parece ridículo? ¿Por qué tiene que parecernos ridículo?
    • ¿Todo esto son prejuicios?
    • ¿Quién inculca estos prejuicios? ¿Es la educación?

    Me doy cuenta de que, sin quererlo, los hago aparecer en mis hijas. Les doy criterios, que ellas aceptan.
    ¿Se avergonzarán ellas de sus gustos si no coinciden con los de sus amigas? ¿O con los míos?

    ¿Estoy desvariando y esto no le ocurre a nadie más que a mí?
    Porque yo sí tengo alguno de estos gustos vergonzosos, inconfesables e incomprensibles, y que lamentablemante no voy a decir aquí.
    ¿O sí?
    Ingredientes
    • 75 gr de azúcar
    • 2 huevos
    • 35 gr de mantequilla en pomada
    • 30 gr de margarina blanda
    • 100 gr de mosto o vino dulce
    • 100 gr de harina de repostería
    • 100 gr de almendra molida
    • 1 sobre doble de gasificante de Mercadona
    • 60 gr de mermelada de melocotón

    ¿Cómo se hace?
    Muy fácil. Batir el azúcar con los huevos hasta espumar.
    Ir añadiendo los demás ingredientes en el orden escrito sin dejar de batir.

    Hornear en recipiente ancho, para que no quede muy alto. A 180º durante unos 30 mn aproximadamente.

    Queda muuuy jugoso y tierno.

    Si no fuera por vuestras visitas mi blog parecería un desierto. Gracias.