viernes, 28 de mayo de 2010

Pan básico de trigo y centeno

El pan nuestro de cada día Si hay algo que me pregunto todos los días es si lo estoy haciendo bien como madre. Y la respuesta es, cada vez más a menudo, que no lo sé. Tengo claro que pongo todo mi esfuerzo, pero también que no voy a estar segura de acertar. Cuando nació mi primera hija me di cuenta de la responsabilidad tremenda que supone tener un peque. Aún recuerdo con claridad la primera noche que pasamos en casa. Mientras estuvimos en el hospital esos primeros días, la niña estaba en el nido, que es algo que se hace para dejar descansar a la madre (esto es discutible, pero es otro tema). Durante la noche yo no veía a la peque y durante el día estaba totalmente pegada a ella. Por eso la primera noche que estuvimos en casa me parecía que apagar la luz para dormir era dejar a la niña sin vigilancia. Supongo que a mucha gente le parecerá ridículo, pero yo sentía la necesidad de verla constantemente y comprobar que estaba bien. Esto se me fue pasando, y con mi segunda peque ya no me ocurrió. Pero aparecieron otras responsabilidades. Que estén sanas, que coman bien, que tengan buenos amiguitos, que se diviertan, que sepan que las queremos aunque las tengamos que reñir, que tengan ilusión cuando se les caen los dientes (viene el ratoncito Pérez) y cuando llega Navidad, que hagan deporte, que descubran sus gustos y tengan aficiones enriquecedoras, que no vean mucho la tele, que puedan manejarse con los nuevos inventos (wii, nintendo...ya sabéis), que sepan nadar bien, que no peguen ni empujen, que se porten bien en el cole y hagan sus tareas, que sean agradecidas con la gente que las quiere, padres, abuelitos, amigos.., que expresen libremente sus opiniones, que tengan espíritu crítico y no se crean todo lo que les cuentan, que sepan descubrir la mentira en caras que parece que dicen la verdad, que no vayan de listillas por la vida pero que no se dejen pisar, ...podría seguir y seguir. Todo esto es lo que supone tener un niño y ocuparse de su educación. Es estar atento todo el tiempo. Si alguien piensa que es fácil y que las cosas salen solas se equivoca. Es una gran responsabilidad y es agotador. Se trata de darle a unas personitas las pautas que les permitan crecer y ser unos adultos responsables y con criterio, sin descuidar la parte divertida de la vida. Como esto es así, no todos los padres están dispuestos o no pueden dedicar el tiempo necesario. Veo a muchos peques que van al comedor y a actividades extraescolares porque en casa crean problemas. Así mientras están fuera no molestan. Veo a niños que están con sus padres sólo unas horas al día, que incluso duermen en casa de los abuelos porque sus padres tienen que madrugar para trabajar. Que llaman mami a su abuelita. Veo a niños en el parque que pegan y empujan a otros y no hay nadie cercano que les diga que eso no se hace. Sus padres se están relajando unos cientos de metros más allá. Veo a niños que no son recogidos a tiempo del comedor y que mientras esperan dedican insultos a su madre que no llega. Y que ésta cuando llega lo primero que hace es insultar. Es todo tan difícil. Víctor Manuel lo dice muy bien en una de sus canciones "Siempre se comete algún error fatal y lo peor de todo es que no sabes cuál". Por mucho que lo intente no puedo controlarlo todo. Es más, creo que eso también es un error. No penséis que mis hijas están todo el día pegadas a mis faldas. No. Son independientes y se lo pasan fenomenal con sus amigos. Pero yo no puedo dejar de evaluar todo el tiempo cómo estoy haciendo las cosas. 
Como, en teoría, este blog mío es de cocina, y pensando en la salud de los de casa, fijáos en esta etiqueta que hay abajo. Dicen que es pan de pueblo. Está bueno de sabor y lo compramos en una cadena de supermercados que tiene la deferencia de poner los ingredientes. Pero... en un alimento que debería llevar agua, harina, y sal, nos encontramos con antiapelmazantes, antioxidantes y lo más intrigante, las grasas vegetales. ¿De oliva?. No creo. Lo pondrían en letras bien grandes. Más bien serán de coco o palma, con todos sus ácidos grasos saturados. Por eso en casa, si podemos, cada dos o tres días hacemos pan. Es más sano y está tan bueno como el que se compra en cualquier sitio. Sólo hace falta un hueco en la agenda (ya sé que a veces es imposible). Ingredientes
  • 400 gr de harina de fuerza (cualquier supermercado un poco grande o en panaderías con tahona)
  • 100gr de harina de centeno (en herbolario, por ejemplo)
  • 10 gr de levadura de panadero (en cualquier super un poco grande, en refrigerados)
  • 10 gr de sal o un poco menos
  • 320 gr de agua
¿Cómo se hace?
  1. Ponemos las harinas en un cuenco grande.
  2. Mezclamos el agua con la levadura y la sal hasta que se disuelvan.
  3. Entibiamos ligeramente esta mezcla. Yo pongo 20 sg en el microrondas. No es muy potente mi microondas. Removemos para igualar temperatura.
  4. Ahora vertemos esto sobre las harinas y removemos y mezclamos hasta hacer una masa.
  5. Amasamos unos minutos (5-10)
  6. Hacemos una bola y la ponemos en un bol aceitado ligeramente.
  7. Tapamos con un paño limpio y dejamos reposar en un lugar resguardado hasta que dobla su volumen.
  8. Pasado este tiempo, sacamos nuestra masa que estará muy esponjosa. Desgasificamos y le damos forma.
  9. Yo hice dos bollos de tamaño medio. Se puede dejar en uno solo o hacer bollos tamaño bocadillo si van a ser para el cole.
  10. Los colocamos en la bandeja del horno sobre papel de hornear (o sobre una piedra de hornear si sois afortunados). Yo no tengo.
  11. Dejamos reposar tapados en un lugar sin corrientes.
  12. Ponemos el horno a calentar a 250º, y metemos dentro un recipiente con agua caliente, para que vaya creando vapor.
  13. Cuando nuestros bollitos han vuelto a subir, les hacemos unas marcas con un cuchillo bien afilado y los metemos en el horno.
  14. Los dejamos a 250º durante 5 mn.
  15. Después bajamos la temperatura a 210º y los dejamos hornearse unos 20- 25 mn más. Si son bollos más pequeños pueden necesitar algo menos de tiempo, y al revés si es un pan grande.
Cuando los saquéis tendrán la corteza crujiente y el interior esponjoso. Y el olor que llenará la casa os lo podéis imaginar. Vale la pena el esfuerzo. No sólo por la satisfacción de hacer tu propio pan, sino también por la salud, de los niños y de los papás.

viernes, 21 de mayo de 2010

Ensalada de queso de cabra y vinagreta de miel

Opositando
Estoy haciendo una cosa que nunca quise hacer, estudiar una oposición. Casi hasta el nombre va en su contra. La oposición. Alguien que dice no a todo. -"¡Me opongo!" Pues eso, yo me oponía a hacer una oposición. Pero ya no me pude oponer más y entonces... oposito.
Intento formar parte de ese cuerpo tan denostado, el funcionarial. Ese cuerpo de "bagettes", tan odiado por unos y envidiado por otros. La verdad, cuando te atiende una señorita/ito, por teléfono o en ventanilla, y sin mirarte a la cara, y con tonillo displicente, te dice que eso que tú intentas pagar, no es ahí, que tienes que hablar con otro departamento, que siempre comunica, que antes hay que leer la resolución 5.3 del Boe 17 del mes de Julio de año pasado, y que de todas formas, está fuera de plazo, que ya lo pone en letra arial 3 en la hojita verde que tienes entre todos tus papeles...comprendes perfectamente lo del odio. La envidia también la puedo llegar a entender. Trabajo fijo. Un lujo en estos días, para qué nos vamos a engañar. No todos los llamados funcionarios están detrás de una ventanilla y son maleducados. No es posible que los miles de trabajadores de la administración, del cuerpo legislativo, de las fuerza del orden, del cuerpo médico, del profesorado...y todos los que me olvido o desconozco, sean como esa señorita o señorito de la ventanilla. No es así. Todos nos hemos encontrado con gente amable que te orienta y te ayuda, con un médico que se interesa de verdad por ti, con un profesor con interés que dedica muchas horas a tus hijos, que aprendan, que estén contentos... Existe el funcionario trabajador y amable, no es una entelequia. Reconozcamos que la palabra funcionario se utiliza muchas veces de forma despectiva e injusta. Pasa siempre. Lo negativo es lo que más destaca. Nos quedamos con la imagen desagradable y nos olvidamos de las veces en que un funcionario nos ha ayudado. De todas formas, todos aquellos que hayan tenido alguna experiencia traumática con este cuerpo de privilegiados, ahora pueden disfrutar de la que se les viene encima. Bajan los sueldos. Que cada palo aguante su vela. Pues aquí estoy yo. Con mi temario y mis dudas. Por tercera vez (con muchos años de por medio) me presento a una oposición (ya se ve que no se me da muy bien). "A la tercera va la vencida". Ya veremos. El caso es que la manutención de mi familia depende ahora de un sueldo funcionarial que va a descender un 5% de media. Algo tengo que hacer para ayudar, aunque sea una oposición a la que siempre me opuse. 
  Ingredientes
  • Lechugas variadas y rúcula
  • Tomate o tomatitos cherry
  • Dulce de manzana (como el dulce de membrillo, pero de manzana)
  • Piñones
  • Uvas pasas
  • Nueces
  • Un disco de queso de cabra
Para el aliño
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Vinagre de manzana
  • 1 cucharada de miel
  • No lleva sal
¿Cómo se hace? Colocamos en un plato grande y llano las lechugas en forma de corona. Partimos el tomate en trocitos pequeños o ponemos los tomates cherry distribuidos por encima. Partimos el dulce de manzana en trocitos pequeños y los distribuidos por encima. Esparcimos igualmente las uvas pasas, los piñones y las nueces partidas en trozos. Aparte, en una sartén colocamos el aceite del aliño, el vinagre y la cucharada de miel. Lo entibiamos y removemos hasta que se ha disuelto toda la miel. Vertemos esto por encima de nuestra ensalda, dejando un fondo en la sartén. En este fondo colocamos el disco de queso de cabra y lo ponemos al fuego suave. En cuanto vemos que la superficie del queso se ablanda le damos la vuelta y lo dejamos unos segundos, hasta ver cómo se ablanda por la otra cara.Colocamos inmediatamente el queso en el centro de nuestra ensalada y servimos, acompañada de crackers o trozos de pan tostado para untar el queso mientras tomamos la ensalada. Esta es mi contribución al HEMC # 44. ¡Que aproveche!
hemc #44 - recetas para llevar bikini esta verano

sábado, 8 de mayo de 2010

Mermelada de melón


Pero hoy no; mañana.

Caminaba tranquila, pero con cierto garbo, tirando del carrito de la compra como siempre. Cualquiera diría que iba atenta a su alrededor. Cruzaba la calle cuando el semáforo estaba en verde, saludaba a los conocidos, sorteaba los "regalitos" en la acera...
Sin embargo iba pensando en sus cosas. Se daba cuenta de cómo se movían sus piernas, cómo temblaban sus carnes al caminar.
Las pantorrillas estaban gordezuelas y alrededor de su cintura había un flotador (pequeño, eso sí), que se movía acompasadamente al ritmo de sus pasos. Había aparecido hacía unos meses, a partir del momento en que la nena se cambió a un cole más cercano. Esa caminata que tenía que hacer cuatro veces al día, subiendo y bajando el puente, la mantenía más o menos en forma.
"Tensar glúteos, tensar glúteos" decía el instructor macizo de la tele. Sí, los glúteos se estaban poniendo orondos, también.
"Esto no puede seguir así", se dijo. Sólo tengo cuar..taitantos. No es para ponerse fondona. Mira cómo están las actrices de Hollywood, Julia Roberts y Nicole Kidman sin ir más lejos.
Y no vale decir que es porque ellas no tienen hijos, porque sí los tienen. Se cuidan y van al gimnasio. Ya, pero yo no tengo tiempo de ir al gimnasio. Tengo todo esto por recoger, si no hago la comida no comemos, tengo la compra, la colada... Esto también es ejercicio ¿no?.
Es que a ellas les hacen las cosas. Sí, pero trabajan también. Y yo estoy en casa todo el día.
Seguro que ahí está el problema.
Mientras estoy en casa no hago más que picar, que si un trocito de pan con mascarpone, que es todo nata, que si una rodajita de fuet, con ese pan casero que tan bien me sale, un yogur, que es muy sano, con azúcar, claro.
Si meriendan las niñas yo también meriendo, porque no he podido nunca desengancharme de la Nocilla.
Y los bizcochos, ¡qué ricos!, el de yogur de siempre, el de naranja, éste con almendras con sabor a mazapán, el bizcocho cebra, o de chocolate, los brownies, madre mía; siiií y los buñuelos, los donuts caseros, ¡qué descubrimiento!, no tienen nada que ver con los otros,
¿Y las galletas? de trocitos de chocolate, de canela y jengibre, de mantequilla, también están los muffins, que ahora tengo ya unos moldes de corazón que quedan monísimos.
Las tartas de queso son lo peor, de queso crema, untuosas, que se pegan un poco al paladar y no hace falta masticarlas, con el amargor del caramelo que contrasta con el saborcillo dulce. O las que llevan base de galleta crujiente, y mermelada por encima. ¡Aaaaaaah! las mermeladas caseras, de melocotón, de fresa, de piña, ... ¿se podrá hacer mermelada de melón?
Basta, basta, ¿esto qué es?.
No hago más que pensar en comida. Me estoy mareando. Debe de ser falta de glucosa por todas esas imágenes de dulces en mi cabeza. Voy a tomarme un trocito chiquitín de pan casero con el mascarpone que le copié a Miriam y........ sí, la descubrí, mermelada de melón. La culpa la tiene el blog.
Esto tiene que cambiar.
Pero hoy no.
Mañana.

Ingredientes
  • 600 gr de melón Galia un poco verde
  • 400 gr de azúcar
  • el zumo de medio limón
  • 5-6 tiras de agar-agar (se compra en herbolarios)

¿Cómo se hace?
Se parte el melón en trocitos y se rocía con el azúcar. Dejamos reposar unas horas, 2 ó 3.
Ponemos al fuego y trituramos. Dejamos cocer un poco. Añadimos el zumo de limón y las tiras de agar-agar. Seguimos cociendo hasta que vemos que espesa y no queda ni rastro del agar- agar, que se habrá disuelto totalmente.
Envasamos como ya se ha descrito en mermeladas anteriores.

Fuera culpas.

viernes, 7 de mayo de 2010

Tarta Flan de queso


Buscando un sabor
.
Llevo ya más de un año intentando encontrar el sabor y la textura de una tarta de queso que me encanta. ¡Qué difícil! Ya no sé si lo voy a conseguir.
El caso es que hay un Restaurante Parrilla cerca de Llanes que se llama La Chopera.
Es un sitio muy familiar, cerca de una zona de playa a la que solemos ir, con una terraza estupenda y espacio para que los niños jueguen.
La cocina es sabrosa y sencilla. Tratan a las carnes de maravilla y todo lo que hemos pedido allí nos ha gustado. El trato es estupendo y los precios también.
Por eso repetimos todos los años.
A lo que iba.
Además de lo anterior, tienen una tarta de queso que es mi perdición. Y la de muchos de los que van conmigo.
Cuando la ves llegar en el plato la primera vez piensas:
"Vaya, ya me he equivocado, esto es un flan".

Lo parece. No tiene base de galleta, está caramelizada y al desmoldar, el caramelo queda hacia arriba. Como un flan, vaya.

Pero ya al partir un trocito con la cuchara te das cuenta de que no es un flan. No es blanda, tiene consistencia, como una tarta.
Y el sabor no es dulzón, sabe a queso crema delicioso. Consistente e intenso sin pasarse.

Yo no sé la receta, claro. He estado tentada de pedirla en varias ocasiones, pero me da reparo. No sé si me la dirían. Quizá sí. O no.
O quizá me lleve un chasco si me dicen que lleva algún polvo mágico de esos de hacer flanes.
No es que yo tenga nada en contra de los flanes ultrarrápidos; es más, me gustan. Pero es que yo esta tarta preferiría que estuviera hecha toda ella de productos naturales, como seguramente será.
Así que como no sé la receta voy haciendo tartas de queso, cambiando ingredientes, probando nuevas texturas, añadiendo y quitando cosas...
Nos hemos comido ya unas cuantas. Ninguna como aquella.
Pero ésta que publico hoy se parece bastante. Veis que en las fotos parece flan. Nada de eso. Es ligeramente densa. Con sabor a queso crema, que quizá debería intensificar en el próximo intento. Y quizá un poquitín más de azúcar. Estoy contenta con el resultado, así que quería enseñároslo. A ver si os gusta.

Ingredientes
  • 185 gr de leche condensada
  • 100 gr de queso crema (yo puse Philadelphia)
  • 2 huevos grandes
  • 50 ml de leche
  • Caramelo para el molde

¿Cómo se hace?


Mezclamos bien todos los ingredientes juntos, batiendo lo más despacio que podamos para que no salga mucha espuma. Deben quedar bien integrados.
Bañamos de caramelo un recipiente apto para el horno.
Pasamos la mezcla por un colador y la vertemos en el recipiente. Esto es para evitar el exceso de espuma, si es que se ha formado.Hay que hornear a temperatura baja, para que no suba. Yo lo hice a 140º durante 25-30 mn. Vigilad vuestro horno.
La tarta no debe verse demasiado consistente. Movedla un poquito. Si tiembla ligeramente en el centro es el momento de apagar el horno.

La dejáis dentro del horno 5 mn más y después la sacáis.

Esperamos a que enfríe un poco y la metemos en la nevera hasta el día siguiente (sin desmoldarla).
Al día siguiente, el caramelo se habrá derretido y la desmoldaremos, como un flan, dándole la vuelta. Sale sola.
El corte es mejor hacerlo con un cuchillo bien afilado y despacito, para que quede un corte limpio.

Si la probáis, ¿me decís qué os parece?.

domingo, 2 de mayo de 2010

Crema de calabaza

Básico, básico
Reviso mi colección de fotos y veo sobre todo postres. Reviso mis últimas entradas y veo sobre todo postres. Es lo más fotogénico y lo que más me gusta comer. Y también se presta a la experimentación. Además hay algo que quiero incluir en mi blog y estoy tardando en hacerlo, porque no estoy convencida. No es más que esas recetas de todos los días, que componen nuestro menú diario y que tan buenas están, pero que todo el mundo conoce. Hoy lo he pensado bien y creo que voy a hacerlo. Todo el mundo (o casi) sabe hacer una tortilla de patatas o una crema de verduras o una salsa de tomate o un arroz. Sin embargo, a estas recetas, en cada casa se les da un toque especial y siempre son distintas. En fin, que estas recetas que yo voy a llamar básicas, serán las que nosotros nos tomamos en casa a diario. Espero no aburrir y espero también ayudar a los que busquen en mi blog cocina sencilla y de todos los días. Sana y saludable. 
 Ingredientes
  • 600 gr de calabaza troceada
  • 2 patatas medianas
  • 1 puerro grande
  • 1 cebolleta grande
  • 1/2 pimiento rojo
  • 2 zanahorias grandecitas
  • 1 diente de ajo
  • 1/2 vaso de salsa de tomate casera
  • caldo de pollo (cantidad suficiente)
  • sal
  • aceite de oliva virgen
. ¿Cómo se hace? Ponemos en el fondo de la olla rápida un chorro de aceite de oliva (medio vaso más o menos). La olla a fuego medio. Añadimos: el ajo pelado y partido por la mitad, la cebolleta cortada en trozos no muy grandes, las zanahorias también cortaditas en trozos, el puerro y el pimiento también troceados. Sofreímos unos minutos, hasta que vemos que las verduras se están ablandando. Ahora ponemos la calabaza cortada en taquitos y las patatas también en trozos. Removemos un poco y ponemos la sal y el caldo de pollo. Si tienes caldo casero, fenomenal, si no un caldo de tetra-brik queda también muy bien. Hay que cubrir las verduras, pero que no floten. Si usas caldo envasado cuidado con la sal, porque ya suelen traerla incorporada. Cerramos la olla y la dejamos 10 mn a presión. Abrimos la olla cuando ya no haya peligro. Retiramos algo de caldo (sin tirarlo). Lo usaremos para ajustar la consistencia de la crema una vez trituradas las verduras.Trituramos las verduras muy bien. Añadimos parte del caldo que habíamos reservado si lo creemos necesario, para ajustar el grado de consistencia de la crema.Como en mi casa las peques son muy tiquis miquis, yo paso la crema por un colador grande o un chino, para retirar cualquier hebrita de puerro o piel de pimiento minúscula que pueda quedar. Así me evito preguntas como: -"¿Qué es esto rojo, mamá?". Y verme obligada a responder con la verdad: - "Pimiento". -"El pimiento no me gusta". Ya se ha montado el lío. Tengo que decir que ésta es una de las cremas que se comen sin rechistar. Es más, hoy me han dicho "Está muy rica, mamá". Puede que fuera porque es el día de la madre y querían ser amables, que mis niñas son muy detallistas.La verdad es que está deliciosa. Nosotros la servimos así, sin más, pero admite un chorrito de nata o unas hebras de jamón churrascadito por encima.